viernes, 16 de agosto de 2013

Madrid, ciudad suicida.

Vengo de una ciudad no apta para todo el mundo, aunque no lo parezca. Esta ciudad te hace vivir sensaciones que no cambiarías por nada en el mundo, también es una ciudad que te eleva para más tarde dejarte caer. Lo peor de esto es que muchas veces la ciudad, metafóricamente, te deja probar una pequeña cucharada del menú para después retirarte el plato y dejarte con un mal sabor de boca por el hecho de no poder seguir disfrutándola.
Es una ciudad con dos caras. La diversidad y la intolerancia. Tiendas de lujo y mendigos a sus puertas. Miles de rincones por descubrir y que suelen quedar en el olvido...
Madrid es una ciudad tan bipolar que muchas de las veces que me preguntan si me gusta, la única respuesta que se me ocurre es un "no sé, lo mejor es conocerla".

Añoranza.

Llevo más de mes y medio fuera de casa y cuanto más se acerca la fecha de regreso, más complicado se vuelve aguantar la añoranza que provoca el que es mi hogar.
Yo en Gandia no encajo. Ni me gustan las motos, ni las discotecas, ni siquiera la playa. Cuando juego a baloncesto me miran como a un bicho raro, como si ni siquiera supieran qué deporte es el que practico.
Además, en Madrid tengo mi vida hecha. Puede que no sea lo mejor que pueda haber pero la prefiero con creces a la que me tocaría vivir si viviera en Valencia.

Necesito volver a Torrejón.

martes, 6 de agosto de 2013

Querid@ desconocid@...

Querid@ desconocid@:

Creerá que esta carta ha llegado a su buzón por error, mas no fue por ese motivo, sino por puro azar.

Supongo que no me conocerá, al igual que es probable que yo tampoco conozca su persona, así que voy a contarle de una manera más o menos resumida el transcurrir de mi vida hasta el momento.

Nací en el año 1994 y, por desgracia, carezco de recuerdos de esa época. Mi niñez transcurrió de una manera medianamente plácida. En el colegio sacaba buenas notas, pero ese hecho lo manchaba otro hecho, me pasaba más tiempo castigado en el despacho del director que en clase.

Cuando llegué al instituto, la cosa cambió repentinamente. Los prejuicios y las malas lenguas hicieron que pasara parte de la secundaria en soledad. Los chavales se metían conmigo continuamente, las chicas se negaban a hablarme, y todo por no querer pararse a conocer a la persona que se ocultaba tras la careta de friki que me habían colocado.

Con el tiempo hubo un reducido grupo de personas que se preocuparon por conocerme como soy, dejando de lado los prejuicios acumulados durante años. A su vez, otros fingieron un falso interés por conocerme para tratar de corroborar falsa y vilmente la personalidad que se habían inventado para hacerme daño.

Hablando de eventos recientes, hace tiempo conocí a una de las personas más íntegras que he conocido en mi corta vida. Por varios motivos que no voy a revelar tuvo que regresar a su antiguo hogar. Debo decirle que es sumamente difícil encontrar una persona que te hace sentir comprendido y que por muy mal que se encuentre, siempre te brinde su apoyo. Y encima, si al poco tiempo de conocer a tu mejor amiga, te la arrebatan sin que ninguna de las dos personas tenga opción alguna de evitarlo, duele, y mucho.

Espero que mi narración no le haya parecido muy pesada, al igual que espero recibir noticias suyas en un futuro cercano.

Cordialmente

Cristian.

Querid@ desconocid@...

Querid@ desconocid@:

Creerá que esta carta ha llegado a su buzón por error, mas no fue por ese motivo, sino por puro azar.

Supongo que no me conocerá, al igual que es probable que yo tampoco conozca su persona, así que voy a contarle de una manera más o menos resumida el transcurrir de mi vida hasta el momento.

Nací en el año 1994 y, por desgracia, carezco de recuerdos de esa época. Mi niñez transcurrió de una manera medianamente plácida. En el colegio sacaba buenas notas, pero ese hecho lo manchaba otro hecho, me pasaba más tiempo castigado en el despacho del director que en clase.

Cuando llegué al instituto, la cosa cambió repentinamente. Los prejuicios y las malas lenguas hicieron que pasara parte de la secundaria en soledad. Los chavales se metían conmigo continuamente, las chicas se negaban a hablarme, y todo por no querer pararse a conocer a la persona que se ocultaba tras la careta de friki que me habían colocado.

Con el tiempo hubo un reducido grupo de personas que se preocuparon por conocerme como soy, dejando de lado los prejuicios acumulados durante años. A su vez, otros fingieron un falso interés por conocerme para tratar de corroborar falsa y vilmente la personalidad que se habían inventado para hacerme daño.

Hablando de eventos recientes, hace tiempo conocí a una de las personas más íntegras que he conocido en mi corta vida. Por varios motivos que no voy a revelar tuvo que regresar a su antiguo hogar. Debo decirle que es sumamente difícil encontrar una persona que te hace sentir comprendido y que por muy mal que se encuentre, siempre te brinde su apoyo. Y encima, si al poco tiempo de conocer a tu mejor amiga, te la arrebatan sin que ninguna de las dos personas tenga opción alguna de evitarlo, duele, y mucho.

Espero que mi narración no le haya parecido muy pesada, al igual que espero recibir noticias suyas en un futuro cercano.

Cordialmente

Cristian.